La escarificación que se practica en África, ya sea facial o corporal, no se limita solo a pequeñas punciones o cortes, sino que se utiliza arcilla, cenizas de carbón vegetal o ciertas resinas de árboles, que al insertarlas bajo la piel, forman queloides que realzan el diseño dejándolo en relieve. Se llegaban a utilizar pigmentos o materias irritantes que producían quistes que remarcaban aún más estas heridas.
Curiosamente, algo que ahora se aprecia, aplica y se extiende, utilizaban las telas de araña para que las heridas no se infectaran y cicatrizaran sin problemas.
Marcas religiosas
La aceptación generalizada les llevo a utilizarlas para cuatro ‘variantes’:
– Tribales. Aquellas marcas religiosas que diferencian etnias. Se efectuaban con frecuencia durante los ritos de pubertad y en ocasiones determinan la pertenencia a un clan, una clase social o a ciertas sociedades secretas masculinas.
– Masculinas. Eran en sí mismas el reconocimiento al valor y virilidad. Hacían a sus portadores más atractivos e incluso excitantes para las mujeres. Un jóven no era reconocido como verdadero guerrero si no mostraba un gran número de ‘marcas de valor’, lo anteriormente conocido como ‘heridas de guerra’.
– Femeninas. Consideradas como un elemento de belleza y con una clara finalidad erótica. Aquí, la variedad de gustos es infinita; hay etnias a las que les fascinan los cortes en las nalgas de las mujeres, para otros el máximo interés se provoca cuando los diseños geométricos convergen en los órganos sexuales. En ciertas etnias hay chicas que muestran hasta 12 tipos distintos y cada uno con un particular significado sexual.
– Preventivas. Son marcas religiosas que sirven para evitar ‘malos espíritus’, por ejemplo los que provocan enfermedades. Las realizan curanderos especiales, casi siempre sobre los bordes de los orificios del cuerpo, como en la boca, ombligo, ano u órganos sexuales.

Roberts y Roberts 1996, nos dicen:
“La escarificación y otras operaciones de perfeccionar el cuerpo, a menudo comienzan durante la iniciación de las niñas. En el pasado la escarificación era mucho más elaborada en las sociedades africanas que ahora, pero todavía se practican algunas formas. Las escarificaciones sobre la piel configuran dibujos a modo de mapas sobre la piel y hace que el cuerpo pase a ser una superficie a ‘leer’ por la mirada de los demás. La memoria se inscribe sobre la superficie del cuerpo a través de la escarificación, y la persona emerge tras tales lecturas”.
Roberts y Roberts 1996, nos dicen
Vogel 1988, por su parte afirma:
“Para los Baulé de Costa de Marfil, que practican profusamente la escarificación es una marca de la civilización que diferencia a la gente de la ‘naturaleza en bruto’
Vogel 1988