
Gran dama Shaigiyi

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Los Shaigiya
De los Shaigiya hay un relato de un comerciante italiano en el año 1529 que dice haber visto sus pirámides en el Alto Egipto, lo que ahora es Sudán. Se ubicaban al norte en la región de Dongola
perteneciente al sultanato de Funj del que se escindieron en 1690 independizandose.
El escocés James Bruce apunta en su libro ‘Viajes alrededor del curso del Nilo’ de 1790 que:
Viajes alrededor del curso del Nilo
“… la tribu emigró del sur a su actual tierra natal alrededor de 1772”.
El aventurero e historiador J. L. Burckhadt que seducido por los Shaigiya, pasó algún tiempo con ellos, en su libro de 1819 ‘Viajes por Nubia’ aunque atrapado por su civilización quiso dejar claro el “carácter depredador de la tribu” con respecto a la idílica época de Bruce, y escribe:
“Mi guía, en constante temor a los Shaiqiya, no permitía encender fuego aunque las noches eran cada vez más frías”.
J. L. Burckhadt
Y explica que la tribu la gobernaban dos Macs, título dado a los jefes tribales, Mac Jaweesh y Mac Zubeir. La instrucción militar de los jóvenes Shaiqiya era brutal, y desde muy jóvenes eran capaces de a caballo lancear con asombrosa precisión.
Su inexplicable aversión hacia otros les condujo a razias contra sus vecinos y atacar caravanas y aldeas comoWadi Halfa en el norte y Shendi en el sur, lo que obligó a tribus vecinas a emigrar hacia el oeste hasta Danagla. Burckhardt, pasó un tiempo en Merowe sobre 1807, y describe así a la tribu.
“Los Shaiqiya están en guerra permanente. Luchan a caballo, con cota de malla. No tienen armas de fuego, sus únicas armas son la lanza, el objetivo, el sable y escudos de piel de hipopótamo o cocdrilo.
En Dongola todos van montados y son famosos por su doma. En sus incursiones llegan a veces hasta Darfur. Los Shaiqiya son independientes y poseen enormes recursos en maíz y ganado. Son famosos por su hospitalidad; un invitado y su compañía son sagrados.
Si el viajero o un amigo son saqueados en el camino, su propiedad será recuperada incluso si ha sido tomada por el Rey. Muchos de ellos saben escribir y leer.
Sus hombres doctos son muy respetados; en sus escuelas se enseñan todas las ciencias antes de iniciar el estudio musulmán, excepto Matemáticas y Astronomía. Los soldados Shaiqiya, se entregan al uso frecuente de vino y licor de dátiles”.
Mujer Shaigiya

Aunque sin duda negroides, al ser tal vez de estos el pueblo situado más al norte del continente y a pesar de su independencia, su temprana cohexión con los árabes y pueblos islamizados, diluyeron significativamente sus tradiciones absorbiendo las del entorno.
No obstante, como se ve en las fotos, la ‘gran dama’ muestra sus escaras tribales con tres líneas horizontales en cada mejilla y las recurrentes del hombro, “hechas con un cuchillo al rojo vivo”, y en la foto siguiente, aunque casí imperceptibles se ven las de la cara y hombros y algo más las longitudinales del vientre. Aunque ya en 1920 se decía que: “…esta ahora es una costumbre moribunda”. Utilizan un instrumento propio, similar a la lira, que llaman Tanbüra, tal vez con origen etíope. El mundo árabe les ha dejado su impronta, en ocasiones importantes, en especial una boda, los hombres se hacen dibujos en el cuerpo y las manos con henna.
Las mujeres se ponen hennaon solo para su propio matrimonio. Son dibujos decorativos negros que la gente suele ponerse en manos y pies. Hacen una pasta de hojas de lawsonia secas pulverizadas a las que añaden aceite y agua. Las novias lo usan de manera decorativa, generalmente con adornos florales. Si se aplica una vez, adquiere un tono rojizo, si dos veces lo volverá negro.
Y no olvidemos, están en el territorio, plagado de pirámides, de los ‘Faraones Negros’
Visto el confin de Sudán retornemos hacia el sur, a Sudán del Sur pero hacia el este siguiendo los cursos de ríos como el Pibor que vierten aguas en el Nilo buscando como nosotros Etiopía.
Alli vemos a pueblos vecinos de los que ya hemos hablado como los Nuer y de los que no, como los Murle, que aunque con similares costumbres y peculiares diferencias, se declaran enemigos irreconciliables aunque en realidad nada serían unos sin otros, pues han convertido sus disensiones, siempre con origen en el ganado, en su razón de ser.
Los Murle

De los Murle, como las gentes de esta foto, podríamos decir lo mismo que se ha dicho de los Nuer o Dinka y diremos de los que áun nos faltan como Suri o Mursi.
Pero fijémonos en la foto, agrandadla si podéis, veréis que las escaras del hombro son un perfecto encordado que sobre carne tal vez envidiaría el mismísimo Miguel Angel, y que este me perdone; y fijáos también en las escaras que bajo el semicirculo de su pecho luce, veréis cocodrilos que miran en ambas direcciones, y siempre parcelados entre encordados los Jile, que dicen en Etiopía, esas dagas curvas que son emblema regional y de pertenecía.
Y sí también aquí somos como leones, más que cowboys, defendiendo lo nuestro.
Mujer Murle

Tal vez uno de los pueblos más antiguos de la zona, por lo que nunca sabremos si influyeron o fueron influidos, pero vemos un labret labial como el de las Dinka o esas escaras recortando las orbitas oculares, que circundan incluso nariz, boca y los senos, que veremos son habituales en otros muchos pueblos cercanos.
Bajo los Murle siguiendo el curso del río encontramos a los Jiye o Jie un grupo minoritario de agropastores de subsistencia enfrentados como no, a sus ‘primos’ Toposa cuya lengua hablan y con los que comparten no pocas de sus costumbres aunque se lleven a matar, y no es un dicho.
Mujer Jie

Al ver esta antigua foto de una mujer Jie, no tengo por menos que acordarme del profesor George Peter Murdock y sus inigualables trabajos sobre el origen de los pueblos y en este caso de los africanos y coincidir en un origen común de diversas familias que cojen camino buscando dónde establecerse a reguardo de los más violentos.
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