
Introducción
Mujer Himba Región de Kunene, Namibia 1908

Los Himba, están en un territorio muy árido, el de Kunene, que penetra en Angola pero se esparce por el norte de Namibia.
Pertenecen al mayoritario grupo de los Herero del que se separaron hace como 200 años; aunque comparten aún algunos modos, las maneras han cambiado radicalmente, los Himba se mantiene fieles a su estilo original de vida como si no hubieran pasado 8 siglos.
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Los Himba de Namibia
También es verdad que no era fácil penetrar en un territorio tan hostil, por lo que ellos con su ganado, ovejas de las que obtienen leche y lana pero no las comen, aunque sí las cabras y, de tarde en tarde muy tarde, una vaca, los sueltan por el día, dedicándose sobre todo a reir; tras las rutinas diarias de hacer mantequilla, queso, y queso y mantequilla mientras se asa la carne y acicalan niños y mayores riéndose, y riéndose de lo inaúdito que debe ser tener que hacer algo que no sea ver la vida pasar y reírte de ella.
Hasta el punto que siempre tienen vivo, y presente, a su diós y no metafóricamente, sino real, unas veces agradable y cálido y otras alterado y sofocante, claro que con el calor que hace allí, eso es fácil porque su dios es el fuego, el fuego sagrado que se guarda en la casa del jefe y al único que se permite sentar al lado para que nadie se lo quite, reminiscencias de tiempos en que conseguir fuego era cosa de magos.
Y tras haber encerrado el ganado en el cercado que se ha hecho junto a la casa del jefe, sentemonos a ver caer el sol, departiendo entre risas los sucesos del día.
hasta ahí al idílico cuento, en que por mor de los blancos se fue yendo todo al traste, ellos, autónomos, sin necesidades que no fueran no alterar el discurrir de su mundo y por tanto afables y distendidos, se vieron envueltos en la desastrosa gestión del Imperio Austro Hungaro Alemán y sus obsesiones por encontrar la raza perfecta y experimentar con lo ‘ganado’, en este caso estos seres humanos.
También, las guerras entre Angola y SudÁfrica, otra autentica catástrofe en que se les inmiscuyó; pero tal vez su peor plaga ha sido ese turismo de ricos en todo menos respeto, que de risueñas gentes les ha convertido en alcohólicos pedigüeños.
Esperando que se les deje en paz y sin nadie más conocido dejadme presentaros a esta otra hermosa vecina…
Mujer Xhosa Gcaleka

El Vaal era un territorio pisado por el hombre Bantú desde hace al menos 15 siglos, y pueblos como los Zulú y Xhosa primeramente y los Venda, Sotho, Ndebele y Shona posteriormente y entre otros, vivieron allí pacíficamente hasta que en 1652 llegaron neerlandeses.
No es que al principio surgieran conflictos, y si los hubo se solventaron con sentido común por ambos lados, pero los blancos, para empezar, se llevan mal entre sí y en cuanto llegaron otros se acabó la paz.
El Vaal
A finales del XVII ya otros colonos blancos se habían instalado y contactado con lo que para ellos eran todos Xosha, empezando a generar serios altercados al querer desplazar de su territorio a los que en él llevaban siglos.
Entre 1811 y 12 las fuerzas británicas obligan a los en realidad Gcaleka y otros grupos, para muchos Xosha porque hablan dicha lengua, a migrar hacia el este.
El Vaal pasa así a Transvaal y las impuestas fronteras coloniales acaban por provocar duras batallas dispersando pueblos.
Estos pueblos no creen que cuando muertos, se castiguen los malos actos cometidos cuando vivos.
Creen que en realidad, el Creador fue el primer ancestro y, por lo tanto, predispuesto a prestar ayuda a través de los espíritus de los antepasados o Izinyanya.
Para ellos hay cuatro tipos de espíritus: los personales, que aún se han quedado por algún caso concreto con un indivuo; los tutelares de la familia; los de los jefes fallecidos; y los de las aguas o del río, aquellos que desaparecieron en el mar o el rio.
Los Amagqwirha o Abathakathi
Su temor a lo desconocido se manifiesta en la brujería que creen la ejercen los Amagqwirha o Abathakathi a los que se atribuyen contactos con las fuerzas malévolas, puediendo causar daños e incluso la muerte.
Normalmente envenenando, con rayos, e incluso trasmutando a miembros de la familia en diversos animales peligrosos como serpientes, mandriles, ranas o leopardos, estos son los Impundulu si vivos y Uthikoloshe si es un muerto, a los que se cambia la apariencia externa para acometer dichos actos.
En las acusaciones de brujería se tiende a culpabilizar a las mujeres casadas por el simple hecho de no pertenecer a la familia con la que convive, la de su marido.
Ahora, por el complicado recorrido impuesto, pongámonos un casco por si acaso y volemos al este, a la frontera de Tanzania con Mozambique para encontrarnos con los…
Los Makonde

Makonde y sus curiosas escaras.

Estos son los Makonde Magayanakare, y espero recordéis aquella curiosa manera de hacer carbón vegetal y con la rama a medio cocer, hirviendo la savia, quemar la piel para como si de un carboncillo se tratara realizar dibujos, pues esa es la manera en que a estas personas les han practicado esos dibujos, aunque como veremos en las escaras faciales no siempre las hacen así.
Makua de Makulene en Mozambique

Bajando un poco topamos con los Makua o Makhuwade, una sociedad matriarcal en que el respeto a la mujer llega hasta tal punto, en que permitiéndosele al hombre tener más de una esposa, siempre en una población distinta y donde preste trabajo, incluso cada suegra, perciva una parte equitativa del dinero que el hombre genere.
Aquí terminamos la gira de ‘Escarificaciones del torso’ aunque soy consciente que mucho se ha quedado en el tintero y no hemos saltado a Madagascar, pero es porque si son abundantes las fotos que de esta hermosa isla esperan, ninguna, y he buscado a fondo, he encontado para insertar en este capítulo.
Sí quiero terminar con unas fotos en que se ve que en realidad no es plato de gusto hacerse estos ‘adornos corporales’.
Escarificaciones del torso
Otra cosa que no sé si habeis captado en este kilométrico recorrido, es lo similares que pueden resultar los patrones y no solo entre vecinos, cosa hasta cierto punto lógica, sino casi hasta de extremo a extremo del continente.
Claro que quién de Tayikistan o Bolivia no sabe qué es el pan o la mantequilla, sea de trigo o mijo el pan y la leche de yegua de tarpán o vicuña, y las llamen de esa manera tan distinta que empezais a imaginar; pues eso, que un torso es un torso y poco margen hay para expresar la iventiva.
Y sí, cómo no; si sucede en cualquier hospital del mundo por muy aséptico que se presuma, pues con mayor motivo es fácil intuir que puede darse en estos entornos y con estos medios.
No conozco otra foto como esta pero creo que es ilustrativa, no solo es en la carne, y no, no es lepra, es una infección generalizada, que además de lo que se ve en la espalda le ha ido corroyendo los huesos de manos y pies.
Es el triste pago de un objetivo cultural que como en todo en la vida no siempre sale bien.
República Democrática del Congo

No terminemos con algo tan dramático como me imagino era habitual y despidamos este apartado con algo que me resultaba curioso y he de reconocer que ocupándome tal vez demasiado tiempo…
Aquello que aún reconociendo eran obviamente escaras, en algunos sitios encontraba como petroglifos y algún otro indicaba era una especie de mapa.
Tiempo me llevó, hasta que yendo foto a foto y habiendo comprobado antes que mucha gente, o tal vez los autores, habían recortado de fotos enteras encuadres específicos.
De los que, al menos siete fotos de vientres, he suprimido para mostrar la foto de donde se han sacado, como en este caso en que la foto de este vientre, corresponde a la foto de la mujer Mongo Sengele que habeís visto en el recorrido por la República Democrática del Congo .
La mujer Mongo Sengele

Gracias por la paciencia y espero sea útil o al menos entretenido.
Disculpad si encontrais algún error y eso sí, contadlo para rectificar.
Cualquier nuevo dato o aparte será bien venido y agradecido.
Y recordad que esto es la décima parte de un todo.
En escarifición os esperan las faciales y de espalda y los capítulos
de: INDICE
Primer capítulo: escarificación
Segundo capítulo: peinado
Tercer capítulo: abalorios
Cuarto capítulo: pintura corporal
Quinto capítulo: naturaleza viva
Sexto capítulo: tocados
Séptimo capítulo: elegancia natural
Octavo capítulo: el día a día
Noveno capítulo: inserciones
[…] último capítuloSobre los Madi […]