La escarificación que se practica en África, ya sea facial o corporal, no se limita solo a pequeñas punciones o cortes, sino que se utiliza arcilla, cenizas de carbón vegetal o ciertas resinas de árboles, que al insertarlas bajo la piel, forman queloides que realzan el diseño dejándolo en relieve. Se llegaban a utilizar pigmentos o materias irritantes que producían quistes que remarcaban aún más estas heridas.
Escarificación

Curiosamente, algo que ahora se aprecia, aplica y se extiende, utilizaban las telas de araña para que las heridas no se infectaran y cicatrizaran sin problemas.
La aceptación generalizada les llevo a utilizar la escarificación para cuatro ‘variantes’:
– Tribales. Aquellas marcas que diferencian etnias. Se efectuaban con frecuencia durante los ritos de pubertad y en ocasiones determinan la pertenencia a un clan, una clase social o a ciertas sociedades secretas masculinas.
– Masculinas. Eran en sí mismas el reconocimiento al valor y virilidad. Hacían a sus portadores más atractivos e incluso excitantes para las mujeres. Un jóven no era reconocido como verdadero guerrero si no mostraba un gran número de ‘marcas de valor’, lo anteriormente conocido como ‘heridas de guerra’.
– Femeninas. Consideradas como un elemento de belleza y con una clara finalidad erótica. Aquí, la variedad de gustos es infinita; hay etnias a las que les fascinan los cortes en las nalgas de las mujeres, para otros el máximo interés se provoca cuando los diseños geométricos convergen en los órganos sexuales. En ciertas etnias hay chicas que muestran hasta 12 tipos distintos y cada uno con un particular significado sexual.
– Preventivas. Sirven para evitar ‘malos espíritus’, por ejemplo los que provocan enfermedades. Las realizan curanderos especiales, casi siempre sobre los bordes de los orificios del cuerpo, como en la boca, ombligo, ano u órganos sexuales.